fumar

 

Si es usted una de esas personas  que ha fumado «toda la vida», sabrá perfectamente que significa estar sin fumar durante un tiempo más largo de lo habitual. A continuación, expondremos una serie de características y curiosidades que probablemente les de que pensar.

La nicotina, se encuentra principalmente en las plantas del tabaco, aunque también se pueden encontrar en otras plantas de la misma familia: pimiento, patata, té negro, coliflor, tomate, pimienta negra y berenjena, aunque en cantidades mucho más pequeñas.

Originalmente, la nicotina extraída del tabaco, se empleaba como un potente veneno (hay escritos que se remontan a culturas anteriores a los aztecas, que la utilizaban en rituales para contactar con los dioses e incluso para sacrificar humanos). También era empleado por los cazadores como repelente de insectos (se untaban los tobillos, muñecas y cuello, antes de andar por la selva).

Posteriormente, se comenzó a quemar e inhalar por las personas con alto rango social dentro de las principales tribus, llegando hasta los núcleos más ricos del «nuevo mundo». Posteriormente, los españoles comenzaron a cultivarlo y a comercializarlo por el «viejo mundo».

Actualmente, el uso extendido del tabaco, constituye la forma predominante de adicción a la nicotina en todo el mundo. Aunque puede ser inhalado de diversas formas, frecuentemente es fumar cigarrillos la forma más común. Al ser una droga legal, el acceso a la misma es bastante sencilla, lo que facilita que de forma cada vez más temprana, se comience a fumar. En España la media de inicio del consumo de tabaco es de 13 años, aunque últimamente, está bajando la edad a once años. Aunque la ley impide la venta de tabaco a menores de 16 años, la realidad es que conseguir una cajetilla de tabaco que sea de los padres, tíos, familiares, amigos… es muy sencillo.

Curiosamente, el tabaco es una de las sustancias más adictivas que existe. El motivo, es que la sustancia dopamina que segregamos de forma natural en el organismo, queda limitada por la presencia de la nicotina, provocando un aumento de receptores de nicotina y por tanto la secreción de dopamina. A largo plazo, hace que para provocar el mismo efecto, se ha de consumir más nicotina para conseguir abastecer la necesidad de dopamina que estamos segregando, por lo que el consumo de tabaco irá a más.

Respecto a las consecuencias del uso de nicotina, además de las psicológicas, de las que hablaremos luego, existen unas consecuencias físicas en el consumo habitual de estas sustancias.

Es la droga que más muertes provoca de todas las existentes, si bien no a corto plazo, sí a largo plazo (cada año hay más de 1000 muertes asociadas al consumo de tabaco). Fumar perjudica a casi todos los órganos del cuerpo. Se vincula de forma habitual a la neumonía, pulmonía, problemas cardio-respiratorios en general y está relacionado con ser la causante de las terceras partes de las muertes en cualquier tipo de cáncer, siendo el cáncer de pulmón el que encabeza la lista (más de un 90% de los cánceres de pulmón son de fumadores), seguido por otro tipo de cánceres frecuentes en fumadores: cáncer de la boca, faringe, laringe, esófago, estómago, páncreas, cérvix, riñones, uretra, vejiga y leucemia mieloide aguda. Por otro lado, el hábito de fumar cigarrillos, aumenta el riesgo de enfermedades del corazón, enfermedades coronarias, bronquitis crónica y enfisema pulmonar, así como asma en fumadores activos y pasivos.

Respecto al síndrome de abstinencia de nicotina a partir de 24 horas, se produce en el organismo una serie de signos observables:

Mayor irritabilidad, que va acompañado con aumento de ansiedad, dificultades de sueño, inquietud motora y menor tolerancia a la frustración.

– Un estado de ánimo más depresivo, que provoca una disminución de la frecuencia cardíaca.

Cambios en el comportamiento habitual, produciendo un aumento de apetito, lo que provoca una mayor ingesta alimenticia y aumento de peso.

Respecto a las terapias que se han demostrado con mayor éxito, la combinación de terapias químicas y las psicológicas.

En cuanto a las terapias farmacológicas,  la terapia con Buroprión, ha resultado ser muy eficaz. También es eficaz la utilización de medios alternativos, como chicles, parches, pastillas e inhaladores, sin embargo, un uso frecuente puede crear adicción.

Respecto a la terapia psicológica, se utiliza frecuentemente la terapia cognitivo conductual, donde mediante el uso de una serie de técnicas aprendidas en consulta, la persona adicta a la nicotina, aprende a desarrollar mecanismos para limitar el uso del tabaco, realizando actividades alternativas y controlando el Craving o ganas de consumir. En CIPREA, esta es la terapia que nosotros seguimos.

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